jueves, 26 de julio de 2007

La civilización es un fenómeno lírico

Lo dijo un médico muy aficionado al arte que aseguraba ser autodidacta "sin rubor y sin orgullo". Pocas veces me encuentro con enunciaciones tan contundentes por llenas de sentido. Tal vez hemos sospechado esa idea al experimentar la sensación de que estamos en una película y nuestra vida, o al menos el momento actual, un lapso, tiene su inevitable banda sonora. La lluvia, por ejemplo, como le comentaba a alguien no sé si hace poco, es un invento del cine. ¿Será posible separarla del carácter con el que nos fue enseñada? Esta sensación sugiere una experiencia un tanto terrible: sale uno a la calle, ve el movimiento de las personas, los coches y demás fenómenos naturales, y se encuentra con la posibilidad de que todo esto tenga sentido. Y si uno es una persona de buen juicio disfrutará la certeza de que esto importa, pero no importa. Y si uno tiene la poca delicadeza de haber nacido Aries, se verá obligado a incurrir en los excesos propios de la necesidad de conclusiones.

jueves, 19 de julio de 2007

Sobre la importancia de unas cuestiones que se tratarán

Porque lo realmente gracioso es difícil de comunicar. Y a veces uno piensa que ahí está lo importante: por eso es gracioso. Y lo que es lo mismo: meritorio. La inteligencia se mide con la vara del humor. Si alguien ha tenido mérito, lo he notado al oír mi carcajada. Sí, porque no me conformo con reír. Ni una sonrisa, menudencia para la gentuza. Por eso río de contento y río de egoísmo forzoso, pero no por eso menos disfrutable, con la agudeza verbal de Checo, que vive la poderosa alegría de una lengua vivaracha: Todos regaos, dirá refiriéndose al modo en que los parientes están dejando de ser jóvenes. Pero sólo tiene gracia al escucharlo. Pero después de todo ese personaje es el primero que comprende la agudeza de su enunciación. Y otros que están presentes y la celebran. Riendo. No espero que ustedes comprendan esto. Sólo si alguno de ustedes estuvo ahí lo sabe, y no hay libro que lo haya recogido, para bien del mundo improvisado que nadie puede decir que conoce.