miércoles, 12 de septiembre de 2007

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Lo terrible de un fantasma es que no conduce a nada. Detrás de la cortina hay un mundo que se llama posibilidad, permite a los animales apéndices no conocidos, extremidades que no son brazos ni piernas. Ningún monstruo es peor que el que se esconde en la cortina. Lamentablemente tomar la cortina y apartarla es la experiencia más triste del hombre, porque el fantasma no muere por tan poca razón. Lo terrible del fantasma es que ha dejado de aparecer, y ahora en lugar de la ilusión de su llegada tenemos la conciencia de que en ciertos momentos casuales despierta nuestra conciencia que dice: está aquí. Lo que realmente pasa es que hemos aprendido que existe.