viernes, 2 de noviembre de 2007

Ortodoxia

Hay un criterio estético en todo. Esto tal vez no está a discusión cuando se piensa en la manera de conducir el propio organismo dentro del ámbito físico en que existe: así, tomamos un vaso para tomar agua no de la manera más económica y eficiente (o no sólo) sino de la manera más armónica, así como los futbolistas tienen maneras de recibir el balón (bajarlo que le dicen), ejecutar disparos, insultar al árbitro, que atienden a un código implícito de buen gusto. Por ello, cuando sale un jugador listillo que se da cuenta de que se puede ganar efectividad sacrificando elegancia los comentaristas no tardan en señalarlo como ejemplo curioso, y tal vez admirable, de desviación: "Este jugador, que no es muy ortodoxo ni estético en sus movimientos, pero tiene un gran disparo...", o "es más bien lo que se dice un tronco, pero no se puede negar que es efectivo". Y sí, ya sabemos, existen también pájaros, choferes de camión, células eucariotas y muchachas regiomontanas. Etcétera.

2 comentarios:

sr. magnánimo dijo...

Oiga usted, señor caballero inglés, como que su preocupación es muy ariana. No conozco a un sólo aries que no se preocupe por el buen gusto y la manera correcta de hacer y abordar las cosas. Así como usted se preocupa del mal gusto que algunos jugadores demuestran a la hora de hacer lo suyo, yo me quejaba amargamente de la poca elegancia con que mis alumnos se copiaban en los exámenes. Mi hermano, que es aries y un guarro, se preocupa sobremanera de la poca dignidad con que algunos amigos suyos se emborrachan y de la facilidad con que algunos pintan dedo. En su opinión (y en la mía, la de usted y la de multitudes arianas dispersas por el mundo) hay cosas que simplemente no se hacen.

Y es que no le puedes poner pero a algo bien hecho, ¿que no? Que se trate de un gol, de un acordeón, de una borrachera, o de un desliz folclórico es lo de menos.

¿Qué opina Chesterton? Supongo que se inclina por la decencia :D

Nahum dijo...

Lo divertido sería hacer una lista de escritores no muy ortodoxos (que muchas veces, al contrario de otros campos, ámbitos o como se diga, resultan ser los más chidos).