sábado, 14 de noviembre de 2009

Lucio

Lucio se levanta temprano. Ha soñado una trompeta que dispara. Y despertando ha visto el viento golpear la ventana. El sueño lo engañó, piensa. El sonido es real, pero su causa y su sentido es otro. Una instantánea fantasía le dio una explicación para ese ruido, y ahora, despierto, dedica poco tiempo a entender que no hay trompeta ni disparo.

Lucio vive en una casa, y dedica poco esfuerzo a comprender la razón de que así sea. Ayer la cerca se cayó, porque hace viento en esta época, y un ventarrón la ha derribado. Se levanta temprano, y dedica poco tiempo a comer y va a arreglar la cerca. Tardará un mes, o dos meses. Cuando uno lo ve, uno quiere pensar que él, sumido en la fuerza del martillo y en la utilidad de la madera, no piensa en otra cosa que en el acto en desarrollo de levantar la cerca. No parece haber en él otro pensamiento. Habrá más sueños en la noche, porque siempre son otros. Poco tiempo dedica a eso.

2 comentarios:

sr. magnánimo dijo...

Y entonces el Arenero llega por él y lo lleva en sueños a mundos que no puede imaginar despierto. Como eso no le cae en gracia, prefiere trabajar mucho mucho, para olvidar los mundos imposibles que el Arenero le muestra.

Aunque también puede trabajar la madera porque trabajar con madera es bueno y divertido y porque está bien trabajar con la madera.

Me cae bien Lucio :D

Aurelio Green dijo...

Yupi! qué bueno que escribiste, está muy chido. El detalle del martillo y la cerca los encuentro muy familiares últimamente.