viernes, 23 de mayo de 2008
Estación
Pedro era un hombre tendido en la arena del solar. Un día caminó y llegó a la estación. Subió al autobús y le sonrió al paisaje. A la mitad del trayecto pensó. (Pequeño árbol en mitad de una laguna, desde la carretera, alegra los ojos, anima el pensamiento.) Respiró el aire de un lugar nuevo. Se encontró de pie sobre la arena, de frente al mar. Quedó tendido como en un principio, sintiendo en las manos la identidad de la arena, la misma donde había despertado, ahora tendida donde pronto la cubrirían las olas.
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1 comentario:
Oiga, caballero, este Pedro me cae muy bien. Tenderse en la arena es una manera muy virtuosa de pasar el tiempo. Ojalá que pudiéramos invertir el nuestro en actividades tan provechosas como esta.
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