jueves, 8 de mayo de 2008
Es oficial: tenemos duendes
Tal vez sólo sea uno. Pero en tal caso sería uno con diversidad de intereses, poco aficionado a la especialización. No pienso en un duende como en una persona: se me ocurre que un duende hace una sola labor, es simple y su creatividad se limita a la renovada ejecución de la misma travesura con variantes más o menos circunstanciales. Me imagino que es una rabieta de carne y hueso. Y no entiendo una rabieta con diversidad de intereses (una rabieta humana?). (Por cierto, hablo de los duendes sin conocimiento del tema, que siempre me pareció, hasta hace poco, o bastante desabrido o ridículo. Mi conocimiento no viene de la literatura ni la ensoñación, sino de la experiencia directa. Por ello hablo de los duendes tal como son, según puedo darme una idea, y no me interesa, a decir verdad, cómo se supone que sean.) Así que éste, en caso de ser uno, sería un duende curioso: se roba una bolsa de nueces; enciende la computadora y huronea entre los archivos, teniendo el cuidado de apagar el cpu, las bocinas y el monitor (no poca cosa, considerando la generalizada proclividad de la población a dejar encendidos los monitores); refunde el libro más pequeño (será porque es el que puede manejar con comodidad?) en el lugar más ingenioso; hace aparecer la bolsa de nueces otra vez en su lugar... Sí, podrían ser varios, y eso incluso explicaría las actividades contradictorias (un duende caótico y otro obsesivo?), pero percibo cierto estilo en esas irritantes maldades que me hace adjudicárselas a un solo autor. Es uno, estoy seguro.
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4 comentarios:
A lo mejor es el Calvito sin ojos que traía mi libro de los Idilios del rey, de Tennyson. ¿Habrás llevado el libro a tu casa por casualidad?
No sé si te he contado, pero el Calvito sin ojos, luego de habérseme presentado reclamando su retahíla de libros inexistentes, se la pasó un mes o dos haciéndome travesuras (me escondió mi peine y mi cepillo de dientes, que aparecieron unas semanas después en el congelador y en el cajón de los cubiertos, respectivamente).
No sé. Veo una similitud en el modus operandi de tu duende y mi Calvito. De plano pregúntale qué libro está buscando, a ver si se aplaca.
en mi casa de tapia había un duende que se robaba los preservativos... era muy difícil explicar eso. era muy increíble que el duende se robase los preservativos.pero el duende hacía eso. era increíble que hiciera eso.
A mí más bien me vuelve lo-co-de-re-ma-te que jamás haya atestiguado robos y juegos de los duendes. Estaría muy chido que un día me sorprendieran, aunque sería frustrante.
Que gusto toparte el Sábado, ese día me encontré con mucha gente en un bar que porprimera vez pisaba, creo que fue un buen augurio jaja.
salute
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