Soñaba con tener otro nombre. Y sobre todo le gustaban los sombreros y las ocasiones propicias para el disfraz. Había tanta belleza en su constitución, a pesar de que ni siquiera alcanzaba el grado suficiente de certeza para considerarla atractiva. Pero para ella también había algunos asuntos importantes. Pensaba con frecuencia en la sensación (no se dio cuenta cuándo se había vuelto habitual) de no estar demasiado conectada con las cosas, le daba un poco de risilla sentir que no tocaba el suelo, sobre todo al salir del ascensor y atravesar el pasillo elegantemente iluminado que la llevaba a su oficina todos los días y que se veía obligada a recorrer durante la mañana más veces de lo que hubiera querido. Aparte de eso, hablaba con gente casi todo el tiempo, convertida a veces en rana cantante, a veces en pájaro ventrílocuo y a veces en oruga plausible. Sin duda era más feliz en los largos ratos que dedicaba a pensar groserías apropiadas para aquellos que perpetuaban lo que solía llamar tradiciones estúpidas, como la de quienes querían explicar todo mediante la metáfora del palimpsesto.
miércoles, 20 de junio de 2007
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4 comentarios:
¡Hey! ¿De dónde sacaste eso de Dr. Lakra? Me interesa superlativamente. Esta chica, Malú, de la portada, hace que me acuerde sin remedio de El hombre ilustrado.
Yo conocí un día a Macabea. Cruzaba una calle, tan invisible como siempre, viviendo en la perfección anodina y con ello dándole sobrepeso a la importancia del mundo. Murió en la hora en que podía ser todo aquello que no soñaba pero que los demás soñaban. Su historia está en un libro de pasta amarilla con lomo rojo y algo de azul. Tu musa me recuerda a Macabea.
no hay nada más terrible que el aburrimiento
Sr. Magnánimo, lo del Lakra lo enconctré en la red, hay muchas cosas de él, pero no me fijé en los nombre de los sitios, url ni cosas parecidas. Salud.
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